Vaca Muerta: A pesar de los cortes de ruta tuvo récord de productividad en mayo

Es el segundo mayor reservorio mundial de gas no convencional y el cuarto en petróleo no convencional.

La formación geológica Vaca Muerta, que es el segundo mayor reservorio mundial de gas no convencional y el cuarto en petróleo no convencional, registró en mayo un récord de etapas de fractura en el shale, después de un mes en el que estuvo casi paralizada por cortes de rutas en Neuquén.

De acuerdo a los datos de NCS Multistage, el mes pasado hubo 1079 etapas de fractura en shale, lo que representó un incremento significativo en relación a las 733 contabilizadas en marzo y las 239 anotadas en abril.

Las etapas de fractura son un indicador de la productividad en la actividad no convencional, ya que con un solo pozo se tienen que hacer múltiples perforaciones horizontales para extraer el gas y el petróleo de la roca madre.

Esto la diferencia de la actividad convencional, en donde la productividad se suele medir por la cantidad de pozos perforados.

La mayor productividad es resultado de las inversiones y desembocará dentro de unos meses en una suba de la producción.

Luciano Fucello, Country Manager de NCS Multistage, indicó que unas 200 etapas de fractura correspondieron al gas (impulsadas por el Plan Gas.Ar) y el resto a la ventana de petróleo, en donde los altos precios internacionales -u$s 70 por barril- incentivan la producción para la exportación.

«Los pozos perforados no completados (drilled but uncompleted wells, DUCs) y el aumento de la eficiencia en las operaciones de terminación» son algunas explicaciones de este resultado.

«Hay una curva de aprendizaje enorme recorrida. Y había agua y arena y equipos reparados y bien mantenidos durante el paro del mes anterior», completó.

Las petroleras internacionales como Vista Oil & Gas (empresa creada por Miguel Galuccio), Shell y Petronas encabezan el crecimiento en la producción, y se suman a YPF como las compañías que lideran el desarrollo de la formación, que ilusiona al país con terminar para siempre con la restricción externa.

Por Santiago Spaltro

El Cronista