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Los cortes de gas siguen siendo un riesgo latente en el NOA

Pese al acuerdo que se anunció en abril por los volúmenes de gas que enviaría Bolivia a Argentina hasta finales del invierno, los cortes y restricciones siguen siendo una posibilidad.

Pese al acuerdo que se anunció en abril por los volúmenes de gas que enviaría Bolivia a Argentina hasta finales del invierno, los cortes y restricciones siguen siendo una posibilidad latente en el NOA, donde usinas, industrias y estaciones de carga de GNC llevan más de 15 inviernos de afectaciones que alimentaron su descreimiento a los anuncios relacionados con la crisis energética del país.

Que Salta, Jujuy y Tucumán tengan las industrias más propensas de todo el país a sufrir cortes y restricciones, no es una casualidad, sino una consecuencia directa de la creciente dependencia importadora en la que cayó el país en los últimos 18 años y que terminó con los grandes yacimientos gasíferos del norte salteño hundidos.

Así como la Cuenca Noroeste fue la que más se derrumbó por su cercanía a la Cuenca de Tarija, hacia donde empezó a desplazarse la inversión petrolera desde el departamento San Martín a partir de 2003, la industria de la región es la más afectada por su proximidad a la cuenca hidrocarburífera que más se hundió en el país. De una producción de 20 millones de metros cúbicos diarios en 2006, las tres áreas del departamento San Martín que resumen la producción gasífera completa de la Cuenca Noroeste cayeron en picada y hoy aportan a Campo Durán menos de 4 millones de metros cúbicos diarios.

Otra cosa no podía esperarse con el precio del gas congelado por años en los pozos salteños, mientras Enarsa pagaba por el mismo gas, pero despechado desde el otro lado de la frontera, hasta cinco veces más.

Hoy el norte necesita que los 16 millones de metros cúbicos que ya no tiene en las áreas de Acambuco, Ramos y Aguarage lleguen sí o sí desde Bolivia. Por el acuerdo anunciado en abril, ahora el Estado argentino pagará por el gas de Tarija un precio promedio ponderado de 12,18 dólares por millón de BTU. Se estima que la cuenta del fluido importado desde Bolivia cerrará este año para Argentina en 1.700 millones de dólares. El año pasado fueron US$ 1.050 millones.

En este contexto, el precio tope que dispuso Energía para el gas industrial no quedó libre de cuestionamientos, ya desde distintos sectores se lo calificó como un subsidio más. Más allá de los precios, ante la posibilidad latente de volver a caer en restricciones en los días más fríos, son pocas las industrias en el norte que podrían amortiguar los golpes adelantando producciones. Hoy, hasta la opción del uso de combustibles sustitutos está limitada por las dificultades que arrastra el abastecimiento de gasoil.

El Tribuno

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