La producción de bioetanol marca un récord en Argentina
La salida progresiva de la pandemia y la demanda de autos en países vecinos impulsaron la producción del biocombustible, en especial proveniente del maíz
Desde 2010, cuando se reglamentó la Ley de Biocombustibles, las naftas en la Argentina están mezcladas con una parte de bioetanol, que se obtiene tanto de la caña de azúcar como del maíz. Hoy ese corte obligatorio de biocombustible en las naftas es del 12%, aunque cuando hay disponibilidad y los precios son convenientes para las refinadoras la proporción sube un poco, mientras que suele no alcanzarse en la situación contraria.
Pero en 2022 el consumo de naftas en el país creció más del doble que el PBI, y arrastró a su componente «bio», que tuvo una producción récord. Según Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina Biocombustibles e Hidrógeno, «las ventas de naftas en 2022 alcanzaron 9.919.000 m3, lo que representó un 13,6% más que en 2021″. Y el contenido de bioetanol prácticamente cubrió lo estipulado por la ley: estuvo en el orden de 11,6% en promedio, de acuerdo con el especialista.
Una producción de etanol de maíz histórica
De acuerdo con un informe del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), para cortar ese volumen de consumo de naftas que se acercó a los niveles máximos de 2017, se requirió un volumen de bioetanol de alrededor de 1,17 millones de m3. «El impacto de la sequía en la producción de caña de azúcar hizo que la mayor demanda tuviera que ser abastecida con bioetanol de maíz», indicó el organismo.
Así, la producción de bioetanol «mostró un crecimiento cercano al 16% interanual en 2022»: mientras que la de bioetanol de maíz aumentó el doble, 32%, y «alcanzó su máximo productivo histórico», mientras que la de bioetanol de caña de azúcar «se mantuvo relativamente estable con relación al 2021».
Exportación de bioetanol en los tanques de nafta
Para Molina, «llama la atención la explosión en el consumo intertemporal de nafta», contra un PIB que creció 5,9%, según el INDEC. Dado que las naftas son un combustible más asociado a los individuos y familias, «se nota un gran incremento en las salidas de esparcimiento, como así también el abandono progresivo del home office y un mayor uso del automóvil, en desmedro del transporte público, secuela de la pandemia».
Por otro lado, el experto también destaca que «una parte del incremento registrado está dado por el fuerte aumento de la demanda de nafta de los países limítrofes, debido a los bajos precios internos de este producto, en términos relativos».
De hecho, las provincias que más aumentaron sus ventas de naftas son las limítrofes. Por la regulación de precios local, territorios como Formosa, Misiones y Corrientes tuvieron ventas récord durante varios meses debido a la cantidad de vehículos de países vecinos que venían a cargar e incluso a llevar bidones con combustible a menos de la mitad del precio de sus países. Desde esta perspectiva, y aunque es muy difícil de cuantificar, podría decirse que en 2022 la Argentina exportó bioetanol dentro de tanques de nafta.
Las diferencias respecto de Brasil y Estados Unidos
Pese a la buena noticia, la producción de bioetanol de maíz en la Argentina está muy rezagada respecto de la de los otros grandes productores mundiales de este cereal, Estados Unidos y Brasil, que en conjunto producen el 80% del etanol del mundo.
Estados Unidos, que elabora el etanol básicamente con maíz, el año pasado habría producido cerca de 60 millones de m3 de este biocombustible, «la mitad del etanol del mundo»; tiene 192 plantas en total, la mayoría próximas a zonas maiceras como Iowa, Nebraska, Minnesota, Illinois e Indiana, según la BCR.
«Si bien el mandato de corte de naftas con etanol en Estados Unidos se establece en 10% (E10), existe un abanico de políticas complementarias a nivel federal y en los estados para la promoción del etanol estadounidense, lo que lleva a los cortes efectivos más usuales se encuentren entre el 20% y 30% de etanol, según el Departamento de Energía de los Estados Unidos». Como infraestructura, el país tiene «más de 4.200 estaciones de servicio que proveen y más de 20 millones de vehículos flexibles que pueden cargar hasta gasolina E85, es decir, con un 85% de etanol y un 15% de nafta».
En cuanto a Brasil, que produce fundamentalmente etanol de caña de azúcar y viene creciendo rápido en maíz, «permite un corte obligatorio de entre el 18% y el 27%» aunque en la práctica está más cerca de este último; tiene 18 plantas y «la mayor flota de vehículos flexibles del mundo, con más de 30 millones de unidades, que pueden utilizar etanol hasta E100 (es decir, con un corte del 100%) en los casos del etanol hidratado».
Maíz: mucho más para recorrer en agregado de valor
Las bondades del bioetanol que reseñan los expertos son múltiples: principalmente, permite agregar valor en origen a la producción de commodities agrícolas, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, generar divisas por exportaciones y ahorrar divisas en importación de naftas.
Pese al récord de producción de 2022, la importación de naftas en la Argentina también fue récord el año pasado, con 1,16 millones de m3, de acuerdo con Molina. A la vez, la BCR muestra que el país destinó a etanol el 3,7% de su producción de maíz, contra 9,3% de Brasil y 35,3% de Estados Unidos.
Para Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA, que presidirá el congreso anual de la cadena Maizar este año, es positivo el aumento de la producción de bioetanol de maíz que se dio en 2022, pero hay mucho más para recorrer en esta línea. «Con etanol de maíz de una cosecha, utilizando autos con motores flex, podríamos no usar naftas en la Argentina, y además duplicar buena parte de la producción de proteína animal», sostiene, «ya que el etanol se obtiene del almidón del grano y queda un producto, la burlanda, muy bueno para bovinos. También alcanza para duplicar producciones de pollos y cerdo con resto de granos».
Por Alejandra Groba
iProfesional