Petróleo y Gas

«No debemos renunciar a saber cuánto petróleo hay en Mar Argentino»

Especialistas analizaron la exploración offshore de cara a la transición energética. A su vez, remarcaron que a nivel global será necesario repensar los objetivos en la materia. 

Tres disertantes analizaron la exploración offshore en el Mar Argentino teniendo en cuenta los objetivos de transición energética planteados en el país y el mundo. En esta línea, explicaron que «no debemos renunciar a saber cuanto petróleo hay en Mar Argentino» y que será probable la necesidad de modificar las metas según la situación de cada país.

El miércoles por la tarde el Instituto Argentino del Petroleo y del Gas (IAPG) dictó su seminario «La actividad Offshore en el Mar Argentino: desafios y oportunidades para el sector energético«. En el mismo se desarrollaron tres paneles: uno relacionado con la geopolítica del Mar Argentino, otro que abordó la actividad y el ambiente y finalmente, uno relacionado con la transición energética.

Este último, llamado «Offshore: desarrollo económico y transición energética» inició con el disertante Raúl Bertero, presidente del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética y vicedecano de la Facultad de Ingeniería (UBA). Le siguió el ingeniero químico y consultor, Daniel Redondo y finalizó con la exposición del presidente del IAPG, Ernesto López Anadón.

Bertero señaló una serie de objetivos a cumplir como país: por un lado, «descarbonizar, mitigar el cambio climático en nuestro planeta«. A su vez, «tenemos que traccionar el desarrollo económico, social y educativo de nuestro país con los recursos que contamos y además asegurar la soberanía y la protección ambiental del Mar Argentino«.

En esta línea, Bertero aseguró que Argentina no tiene que pensar en su transición energética, si no que debe posicionarse como «actor de la transición energética global». Con las reservas de gas natural que cuenta el país, puede «contribuir a la descarbonización de nuestros vecinos y del mundo». 

Redondo, por su parte, coincidió y agregó que «pensar solo en el autoabastecimiento es un límite», por lo que hay que proyectar «un desarrollo a nivel global de los recursos» no solo en términos de energía renovable si no también fósil.

A nivel global, Bertero detalló que el dióxido de carbono generado por año son 35 gigatoneladas (Gt). De esas, «unas 15 Gt por año son generadas por el carbón en el mundo y este no va a poder ser reemplazado fácilmente sólo por energías renovables. Se va a necesitar en el medio el gas natural que tiene como ventaja que produce prácticamente la mitad de dióxido de carbono por millón de btu». 

En este sentido, Anadón agregó que en el mundo sólo 12 países son los responsables por el 72% de las emisiones de CO2 y consumen el 85% del carbón total. Este representa cerca del 27% de la matriz primaria pero «es responsable del 43% de las emisiones de CO2». Esto mismos 12 son los responsables de la acumulación histórica de CO2 en el mundo.

En la actualidad, el mundo «consume el equivalente a 11.000 millones de metros cúbicos de gas natural que no va a poder ser reemplazado totalmente por renovables. Por eso el gas natural se dice que es el combustible de transición», avanzó Bertero. En este punto Argentina puede posicionarse como actor clave en las transiciones energéticas de otros países.

«Podemos empezar por lo más rápido: Chile consume actualmente el equivalente a 23 millones m3 por día de gas natural en forma de carbón y nosotros tenemos los gasoductos hechos para exportarle esos 23 millones de m3 por día«. Así el país vecino disminuiría a la mitad la contaminación que produce en términos de CO2.

Y avanzando en este camino, Argentina puede responder a las demandas de otros países con objetivos de emisiones cero: «Las posibilidades que tenemos de construir no una, sino varias plantas de licuefacción en el futuro para alimentar ese mundo, considerando que nosotros estamos produciendo gas natural a la mitad del precio son enormes«. 

Respecto al petróleo, señaló que la mayoría de los pronósticos apuntan a que «con las políticas actuales, no esperan una gran disminución de la demanda de petróleo para 2050 a pesar de la existencia del auto eléctrico». Los automotores a combustión van a seguir existiendo en los próximos años «y esto va a llevar a un aumento en la producción, en la demanda del petróleo«.

Por lo que si se descubre en la exploración del Mar Argentino la existencia de un megayacimiento, Argentina puede colaborar en el abastecimiento e incluso sería «menos perturbador al medio ambiente». El espacio superficial que ocupa un yacimiento produce perturbación ambiental: «son mil metros alrededor de una producción offshore», detalló.

En cambio, si se concentra en un sólo lugar y se determina que es un megayacimiento, «la perturbación al medio ambiente es muchísimo menor que si tengo muchas pequeñas producciones, Por eso un megayacimiento contribuye al cuidado del medioambiente, porque alguien va a estar produciendo ese petróleo», explicó. 

Por eso, Bertero y Redondo coincidieron en que «no deberíamos renunciar de ninguna manera a saber cuanto petróleo hay en Mar Argentino» ni tampoco a Vaca Muerta. «De ninguna manera podemos ignorar que tenemos de petroleo allí. El pozo que hay que hacer es imprescindible y los riesgos ambientales de un pozo a 300 kilómetros de la costa son muy bajos», señaló Bertero.

Pero, a su vez, comentó que «no deberíamos renunciar a la exploración offshore siempre y cuando se cumpla lo siguiente: si existe petróleo, pero no es un megayacimiento, no va a ser una cosa trascendental. Pero si es, hay que ir a él, con los estudios de riesgo ambiental y la operación que asegure que para la fauna marítima es mínimo«. 

«En 40 años, cuando todo pase, nosotros vamos a poder dejar el mar como estaba. Lo mismo que Vaca Muerta. Si lo hacemos bien, con cuidado, la perturbación es nula para las futuras generaciones», aseguró Bertero. 


Líneas para pensar la transición energética en el país

La transición energética se dará de distintas formas dependiendo del país, la región y los sectores económicos. Según Redondo, en Argentina como en otros países existe «una brecha enorme» entre los anuncios de los gobiernos en la materia y «la realidad del avance de las transiciones energéticas».

Alrededor de 70 países, incluyendo Argentina, actualizaron sus objetivos en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) celebrada en Glasgow, Escocia. 40 países dijeron que para 2050 llegarán a un escenario de cero emisiones. Pero menos de 20 han volcado este objetivo a leyes o regulaciones, subrayó Redondo.

«Argentina debe avanzar en la definición de estrategias y planes que sean consistentes con la transición energética. Y también con la necesidad de desarrollo del país», señaló Redondo. A su vez, consideró que las recientes redefiniciones de las metas del gobierno nacional sobre la transición «en algún momento van a tener que ser revisadas porque es muy difícil llegar a ese nivel«.

A su turno, Anadón se refirió a la misma idea de pensar distintas transiciones energéticas y recordó que en el Protocolo de Kyoto ya se reconoció que «no todos los países deben hacer el mismo esfuerzo» ni tienen la misma responsabilidad sobre el cambio climático.

Por eso, Bertero, destacó que una línea para convertir la matriz energética viene de la mano de la producción de hidrógeno «con políticas de acompañamiento y estímulo». Este no se exportaría «por que licuefaccionarlo es muy caro. Pero sí se va a exportar amoníaco, metanol o sintenticos. Eso significa cuando nosotros hablamos de hidrógeno hablamos de toda una actividad industrial asociada«, detalló.

«Nos podemos convertir en ese centro de industrialización de un futuro energético más limpio«, subrayó. Para producir hidrógeno se requiere mucha cantidad de energía: «si nosotros capturamos el 10% del mercado mundial de generación de hidrógeno estaríamos necesitando 1000TW/h de energía». Y en la actualidad, «nosotros tenemos 142 TW/h».

Si el país logra llegar a este número de producción energética, «con el 10% de esa exportaciones, y si tenemos las redes de alta tensión para su transporte, podemos convertir nuestra matriz energética«.

Por Miquela Danil Juarez

Río Negro 

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