Petróleo y Gas

Miden el potencial energético de las corrientes del Mar Argentino

El Instituto Nacional del Agua evalúa el potencial hidroeléctrico de las corrientes de la marea en las desembocaduras del río Gallegos y el río Santa Cruz en Mar Argentino. Será para avanzar en la producción de energía hidrocinética.

El Instituto Nacional del Agua (INA) inició una nueva etapa de su estudio sobre generación eléctrica a partir de las corrientes de marea en la costa patagónica del Mar Argentino, principalmente de las desembocaduras que resultan más prometedoras: la de los ríos Gallegos y Santa Cruz. Así buscan determinar el potencial hidroeléctrico de la región para producir energía hidrocinética.

El grupo de profesionales que inició esta parte de los estudios pertenece a la subgerencia Laboratorio de Hidráulica del INA. El mismo se llevó a cabo con equipamiento computacional y «de medición de última generación» adquirido para «profundizar el conocimiento sobre los dos estuarios (desembocaduras de los ríos) más prometedores: el del río Gallegos y el del río Santa Cruz», confirmaron desde Nación.

Según destacaron desde el Instituto, en esta zona las desembocaduras de los ríos en el Mar Argentino «tienen condiciones morfológicas ideales para la generación de electricidad a partir de la energía hidrocinética proveniente de las corrientes de marea y a poca distancia de los puntos de consumo«, como son las ciudades o puertos.

Para ello, en mayo llegaron a la Patagonia y, con la colaboración de la Prefectura Naval Argentina, midieron los niveles del agua y la onda de marea con sensores de nivel fijos; la batimetría, es decir la forma del fondo del estuario mediante una ecosonda; y las velocidades de las corrientes, a través de un Acoustic Doppler Current Profiler (ADCP).

Esta producción de energía es similar a la de los molinos eólicos pero «la turbina va sumergida para aprovechar el movimiento del agua«, detallaron. Este tipo de aprovechamiento hidroeléctrico es relativamente nuevo en todo el mundo «por lo que resulta necesario realizar estudios que permitan conocer mejor la zona y su potencial de generación», aseguraron.

El INA realizó el estudio en el terreno con con la colaboración de la Prefectura Naval Argentina. Foto: gentileza.

En esta etapa del estudio detectaron velocidades de las corrientes de marea de entre 1,5 y 2,5 m/s en el río Santa Cruz y valores algo menores, que llegaron a los 2 m/s, en el río Gallegos. «Si bien todavía se deben hacer más análisis de las mediciones obtenidas, se trata de un buen indicador inicial ya que la velocidad mínima necesaria para este tipo de generación es de 1 m/s«, aseguraron desde Nación.

Con la información recolectada nutrirán las modelaciones numéricas «que se venían perfeccionando y que se convertirán en modelos 3D de alto detalle para poder evaluar la interacción entre una posible turbina y el entorno hidrodinámico del estuario». Así evaluarán cómo se vería afectada por las corrientes de agua, qué perturbaciones y qué eficiencia podría tener para la generación eléctrica, entre otros aspectos.

“En el mundo existen distintos tipos y tamaños de turbinas. Es fundamental conocer el recurso y cómo interactuarían las turbinas con ese medio para poder analizar cuál es la mejor alternativa para la generación eléctrica con el menor impacto posible”, señaló el investigador del INA y miembro del equipo Mariano Re.

“A principios de los 2000, en el mundo se había empezado a probar este tipo de energías con mucho éxito. En 2010, varias empresas ya estaban instalando turbinas en el agua. Sin embargo, en la última década, estos proyectos tuvieron fallas y requirieron nuevas evaluaciones”, explicó otro miembro, Lucas Bindelli.

Para ello, en el país destacaron la adquisición de un sistema informático, constituido por 21 nodos y 336 núcleos físicos, que es utilizado para computación de alto desempeño y permitió ampliar el clúster del Programa de Hidráulica Computacional del Laboratorio de Hidráulica del INA.

Este tipo de generación eléctrica proviene de una fuente renovable y es muy predecible: «se puede saber, con un bajo margen de error, cuánta energía se va a producir con un año de anticipación, algo que no ofrece ninguna otra fuente similar», destacaron.

El equipo está integrado por Bindelli, Re, Leandro Kazimierski, Nicolás Tomazín y Federico Haspert. En los trabajos de campo realizados en la Patagonia participaron Mayra Morale, Nicolás Ortíz, Santiago Guizzardi y Francisco Brea.


La primera etapa del estudio

En 2018 el INA comenzó los estudios financiado por la Fundación YPF y Conicet: realizó una serie de modelaciones numéricas para representar el comportamiento del agua de cinco desembocaduras de ríos patagónicos. Estos eran los ríos Deseado, Santa Cruz, Coyle, Gallegos y Grande.

En ellos detectaron elevadas velocidades de corrientes de mareas, aunque en valores y distribuciones espacio-temporales diferentes.

De manera preliminar estimaron que la producción del estuario del río Santa Cruz sería de 37 GWh al año, equivalente a la demanda anual de 14.000 personas. A partir de las conclusiones de ese estudio, esta vez, avanzaron en la evaluación de cuál es el mejor generador según «las condiciones de cada estuario y su posible interacción con el entorno», explicaron.

Argentina cuenta con uno de los litorales marítimos más extensos del mundo. En particular, la costa patagónica tiene «numerosos sitios con una amplitud de marea (la diferencia entre la marea baja y la alta) muy grande, que oscila entre los ocho y los diez metros. Por lo que avanzar en el proyecto resulta prometedor.

Río Negro

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