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La COP28 dejó en claro que los combustibles fósiles «no son el camino»

Las negociaciones terminaron en un texto que convoca a la transición para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.

La Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático cerró esta semana en Dubai con un acuerdo que, aunque no cumplió con las expectativas planteadas al comienzo, sentó las bases para iniciar una transición hacia las energías renovables y dejó en claro que los combustibles fósiles «no son el camino», según especialistas consultados.

El gran logro de esta conferencia es que en casi 30 años de debate en el marco de la ONU es la primera vez que un texto final incluye este vocablo: hasta ahora se había hablado de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pero siempre evitando mencionar a los combustibles fósiles.

Un borrador del texto, que no consiguió los avales necesarios y empantanó las negociaciones en la previa del cierre, hablaba de la «eliminación progresiva de los combustibles fósiles», algo que sólo tenía apoyo de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis), pero que era rechazado de plano por los países productores de petróleo, con Arabia Saudita a la cabeza.

La brecha entre los negociadores se cerró con un texto más lavado que llama a «hacer una transición que deje atrás los combustibles fósiles» para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.


Las críticas

Samoa, que este año lideró Aosis, se quejó en la sesión plenaria de que ni siquiera estaba en la sala cuando la Presidencia emiratí de la COP28 hizo una breve pausa para pedir objeciones al texto.

«Los pequeños países insulares del Pacífico ya están sufriendo el aumento del nivel del mar, y la única esperanza que les queda es abandonar los combustibles fósiles y garantizar la transición energética hacia energías renovables», subrayó en declaraciones María Cecilia Quaglino, activista y joven negociadora climática de Youth Negotiators Academy.

Por su parte, la española María Botella, vocera de Greenpeace, dijo a esta agencia que, aunque el texto «deja en claro que no se han conseguido los objetivos hasta el momento, por primera vez se está mandando una señal clara al mundo de que los combustibles fósiles no son el camino, que no se pueden reducir las emisiones sin dejar atrás dichos combustibles, que es incompatible».

«Eso es más que interesante, es un avance significativo», analizó, por su parte, el director general de Vida Silvestre Argentina, Manuel Jaramillo, antes de admitir que el acuerdo tiene lagunas.

«Faltó definir un compromiso para el abandono completo de los combustibles fósiles y definir tiempos y recursos para que eso ocurra. Compromisos más medibles, más monitoreables y más vinculantes», enumeró Jaramillo, a su regreso de Emiratos Árabes Unidos.

Asimismo, Botella subrayó que «el acuerdo dista mucho de lo que debería ser para garantizar la meta de no superar los 1,5 °C» de aumento de la temperatura global con respecto a la era preindustrial, establecido en el Acuerdo de París de 2015.

Además, «incluye una serie de falsas soluciones como el gas, la energía nuclear y la captura de carbono que nos distraen del objetivo de una descarbonización rápida, completa y justa con las personas y el planeta», señaló la experta.

Algunos de los mandatarios presentes Foto AFP
Algunos de los mandatarios presentes. /Foto: AFP.

El gas natural es considerado una energía de transición, en el sentido de que produce menos emisiones contaminantes que el carbón y el petróleo, los otros dos combustibles fósiles.

«Se supone que tiene emisiones un 40% menores que el propio carbón y un 25% menores que el diésel. Lo que ocurre con este combustible de transición es que para poder extraerlo es necesario desarrollar infraestructura y las inversiones y los costos de esa infraestructura atentan contra las inversiones de infraestructura en renovables», explicó Jaramillo.

Además, no se conoce con certeza el nivel de fuga de metano que generan esos yacimientos, por lo que si bien es una posibilidad usar el gas natural para sustituir carbón y diésel, también se podrían usar las inversiones directamente en las renovables.


La financiación

El acuerdo «abre la puerta a que la industria del gas sea una de las grandes beneficiarias del proceso de transición, desviando flujos de financiación de las verdaderas soluciones: el sol, el viento, la electrificación (de las actividades residenciales, comerciales y de movilidad), la eficiencia y la reducción de nuestros consumos energéticos», subrayó Botella.

Las medidas acordadas para intentar no sobrepasar el umbral de 1,5 °C de temperatura por encima de la media de la era preindustrial -triplicar la capacidad renovable y duplicar la tasa de eficiencia energética-dependen de un acuerdo de financiación para los países en desarrollo, algo sobre lo que la COP28 no tuvo mucho para decir.

El texto se limita a mencionar que la brecha para financiamiento se está ampliando.

Un informe de la ONU sostiene que los países en desarrollo necesitarían 2,4 billones de dólares al año para la transición energética, pero ningún país parece estar dispuesto a pagarlo.

«España, la Unión Europea y el resto de países del Norte Global deben hacer una transición justa hacia las renovables, y no solo dejar de financiar la industria fósil, sino introducir nuevos impuestos a este sector basados en el principio de que quien contamina debe pagar para contribuir a la financiación que necesitan los países del Sur Global para que puedan afrontar la transición justa que se merecen», proclamó Botella.

La brecha tecnológica es todavía muy compleja; hace falta mayor innovación, mayor tecnología, mayor inversión, destacó Jaramillo, quien afirmó que esto no sucederá en tanto «no sea obligado por el abandono de los combustibles fósiles», los cuales deberían empezar «a tributar impuestos especiales que favorezcan la transición energética».

Por otro lado, alertaron los expertos, la falta de financiación para la transición redundará en la necesidad de un mayor aporte para el Fondo de Pérdidas y Daños que se puso en marcha el primer día del evento, un año después de su establecimiento en la COP27.

El fondo, que necesita movilizar 100.000 millones de dólares anuales y busca compensar a los países más vulnerables al cambio climático, juntó en Dubai 792 millones, menos del 0,8% de lo que se había propuesto.

Estados Unidos, el país más rico del planeta, aportó 17,5 millones y, lejos de querer abandonar combustibles fósiles, sigue expandiendo sus extracciones de petróleo.

Al cierre de la COP28, el jefe climático de la ONU, Simon Stiell, se sinceró: «La COP28 necesitaba señalar un duro freno a los combustibles fósiles y su contaminación que quema el planeta. No hemos pasado la página de la era de los combustibles fósiles, pero este es claramente el principio del fin». Asimismo, las lagunas que contiene el acuerdo «nos dejan vulnerables a los intereses creados de los combustibles fósiles», alertó.

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, envió un mensaje a los estados productores de petróleo y a las empresas del ramo: «A quienes se opusieron a una referencia clara a una eliminación gradual de los combustibles fósiles en el texto de la COP28, quiero decirles que la eliminación gradual de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no. Esperemos que no llegue demasiado tarde».

Por Virginia Solana

Télam

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