El Plan B para el shale gas de Vaca Muerta
Mientras se define un nuevo gasoducto troncal, el gobierno nacional y el Enargas promueven obras de menor envergadura para mejorar los tendidos existentes.
Primero fue el Plan Gas, luego la renegociación tarifaria. Los asuntos pendientes en la extensa agenda del sector energético se plantean y buscan definiciones con el objetivo de alcanzar una producción que abastezca el mercado interno el próximo invierno. Ahora, le llegó el turno al tema del transporte.
Desde la Secretaría de Energía dejaron sin efecto una licitación heredada del gobierno de Mauricio Macri para la obra de un nuevo gasoducto diseñado para ampliar la capacidad de transporte del gas de Vaca Muerta hasta Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires. Darío Martínez, titular de Energía, aclaró que la obra no se descarta, sino que se estudian alternativas de licitación y construcción.
Mientras se debaten las alternativas de máxima para el gas de Vaca Muerta, con la construcción de un nuevo gasoducto troncal, las obras que darían una respuesta para una mayor producción serían menores, para potenciar los gasoductos existentes. Es parte del plan de gobierno nacional para aliviar el cuello de botella en el corto plazo.
Un informe publicado recientemente por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) confirma la nula concreción de obras para que sea mayor la cantidad de gas que llegue a los centros de consumo durante los años de la administración macrista y hace foco en la potencia instalada.
“Durante el período comprendido entre los años 2017 y 2019, no hubo incrementos de la potencia instalada, siendo el período más prolongado, (tres años consecutivos sin incrementos) desde los 90”, advierte el ente en el documento. Según el organismo encabezado por Federico Bernal, lo que no creció entre esos años fue la potencia -medida en caballos de fuerza o horse power (HP)- de los compresores de las plantas compresoras que tienen todos los gasoductos y son las que permiten que el gas recorra los caños y llegue al centro de consumo.
Hay una serie de pequeñas obras que podrían aliviar el cuello de botella.
“En 1993, el Sistema Licenciado de Transporte a nivel nacional contaba con una potencia instalada en sus plantas compresoras de 491.700 HP. Al concluir 2019, se habían habilitado unos 664.000 nuevos HP, representando un crecimiento del 135% entre 1993 y 2019. En cambio, durante el período 2016-2019, el incremento en la potencia instalada fue de tan solo 0,1%”, señala el reporte del Enargas.
En la mirada de José Luis Sureda, quien estuvo a cargo de la Secretaría de Hidrocarburos de la Nación en 2016 cuando se proyectó ese gasoducto, la producción de gas de Vaca Muerta estaba en alza y las perspectivas eran buenas. “Teníamos más producción que demanda. Para desarrollar y que se siga produciendo, había que hacer otro caño. Hoy se producen menos de unos 15 millones de metros cúbicos por día que en 2019”, indicó.
Uno de los desafíos para un nuevo gasoducto implica hacer importantes inversiones que se sostienen si el horizonte productivo es estable y de largo plazo. El gas que sale de los bloques con objetivo en la formación Vaca Muerta, tras la merma por la pandemia, todavía puede torcer la tendencia y crecer antes de que sea necesario ensanchar el transporte y así llegar cómodamente a los centros de consumo.
“Con el proyecto de ampliación hasta Salliqueló, se hubiese aumentado la capacidad de evacuación de Vaca Muerta en unos 10 MMm3/d. Hoy, la Cuenca Neuquina puede sacar 80 MMm3/d, esa es la capacidad que hay de transporte, pero no se llega a usar toda. Se pretendía llevarla a 90 millones de m3”, señala Sureda, y agrega que en el área a donde se iba a llegar con el gasoducto estaba garantizada la demanda.
“Si además de los 80 MMm3/d se pudiesen poner 10 millones más, se reemplazaría el GNL que se importa. Allí están emplazadas industrias y también hay grandes usinas de generación eléctrica, es una zona muy fuerte de demanda”, justificó el ex funcionario.
“Ese proyecto quedó parado cuando en 2019 se congelaron las tarifas de gas, y luego pierde urgencia porque no había suficiente gas. Hacer ese gasoducto hoy no tiene sentido porque no hay gas para llenarlo”, estimó.
Obras: entre kilómetros y potencia instalada
Los datos sobre las fortalezas y debilidades del sistema de transporte.
Según el Enargas, en un análisis que abarca de 1993 a 2020, fue en el periodo 2003-2015 cuando se registró un crecimiento de más del 40% de la potencia del Sistema Licenciado de Transporte de gas. El ente afirma que se pasó de 821.900 a 1.154.200 caballos de fuerza o horse power (HP).
“Entre 2004 y 2006, en el marco del decreto 180/04, se lograron reactivar expansiones de transporte a través de fideicomisos, por los cuales la ampliación totalizó una extensión de 951 kilómetros de gasoducto”, añade un informe del ente.
“Esos kilómetros de nuevos gasoductos fueron complementados con la correspondiente potencia necesaria, incluyendo 33.400 HP sobre el Gasoducto Norte, 29.500 sobre el Gasoducto San Martín y 12.700 sobre Tramos Finales de TGS”, aporta el Enargas.
Asimismo, en el documento se indica que “entre 2008 y 2012 se amplió la potencia instalada en 30.900 HP agregados al sistema Norte de TGN, mientras que otros 213.900 HP se distribuyeron entre el Gasoducto San Martín y los Tramos Finales de TGS, lo que representó un crecimiento del 27% respecto de 2007”.
Por Sabrina Pont
La mañana en Neuquén