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La rentabilidad de las estaciones depende del volumen

Los dueños de las expendedoras de la región se quejan de que el margen sobre el que desarrollan su negocio es cada vez más chico. Más litros vendidos ayudan a cubrir los costos.

El expendio de combustibles es un servicio directamente influenciado por el contexto político económico que atraviesa el país. Según el registro de la secretaría de Energía de la Nación, en Río Negro hay 106 estaciones de servicio y en Neuquén, 82. En estas provincias, desde donde sale la mayor parte del petróleo del país para ser tratado en las refinerías, las estaciones de servicio necesitan vender cada vez más para lograr el equilibrio de la rentabilidad.

En la actualidad, la rentabilidad de las estaciones depende cada vez más del volumen que pueda vender en cada boca de expendio. «Vendés una cierta cantidad de litros para cumplir los costos fijos que tenés y después de superar esa cantidad de litros recién empieza a jugar la rentabilidad», marcó Claudio Roccatagliata, dueño de tres estaciones Axion en la zona de Bariloche y Dina Huapi.

El mayor volumen de ventas se relaciona con el congelamiento de precios durante la pandemia y el aumento escalonado de valores pactado entre las petroleras y el gobierno nacional como parte del programa Precios Justos. Esta medida establecía que en diciembre del 2022, enero, febrero y marzo de 2023 el aumento en promedio sería del 4%, 4%, 4% y 3,8% respectivamente.

Según el secretario general de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de Argentina (Cecha), Guillermo Lego, ambas medidas ponen a las estaciones de servicio en “una situación complicada”. En promedio «entre el 8 y el 10% es lo que le queda al vendedor del precio que ves en el cartel. Eso te va a pagar 15, 16 personas», marcó.

En esta línea, Lego indicó que hace algunos días cerraron el acuerdo paritario para los empleados de las estaciones de servicio en gran parte del país. «Es prácticamente del 98%. Además, la estación de servicio tiene que afrontar otros costos como los insumos y el mantenimiento», explicó. Por eso, los ingresos de las estaciones de servicio están directamente relacionados con el volumen de venta de combustible y el margen de utilidad “que es acordado en los contratos con las empresas petroleras”.

Darío del Campo, presidente del directorio de La Colonia SA, firma dueña de las estaciones de servicio Shell en la región, coincidió con Lego y marcó que «estos negocios son de muy bajo margen brusco, poca contribución marginal. Entonces, para llegar al punto de equilibrio, que esa diferencia me sustente todos los costos fijos, como los sueldos y todo lo demás, tengo que vender mucho volumen».

Como se mencionó con anterioridad, el precio del surtidor presiona esta necesidad de subir el volumen de ventas. A pesar de que las petroleras marquen un precio a modo de sugerencia, lo conveniente es adoptarlo, porque si definen un precio mayor, probablemente el volumen de venta será menor.

«Tenemos una inflación que corre casi un 100% versus una actualización de precios del combustible bajo el orden del 60%, con lo cual siempre tiene un atraso porque el precio del combustible tiene un impacto importante en el índice de inflación. Es el Estado el que a través de su empresa de bandera (YPF), que al tener el 65% del mercado, pone el precio del surtidor», detalló.

En función de las políticas de la empresa relacionadas al marketing o la imagen definen si el precio difiere. Sin embargo, «no puede distar mucho de lo que ellos (YPF) ponen. Nosotros hoy en este contexto vemos cada vez más erosionados los márgenes. Porque el resto de los insumos, de los gastos, mantenimiento y todo, corre al índice de inflación«, remarcó.


Las tarjetas de crédito

Según cada contrato, el acuerdo de pago a las comerciantes de combustible difiere. Sin embargo, la situación general de las estaciones de servicio es que “cuando el camión con el combustible llega, tiene que efectuarse el pago”, indicó Lego, el referente de la Cecha.

Roccatagliata señaló que depende del contrato acordado. “Hay contratos que te exigen prepago y también tiene que ver con la garantía que uno da. A veces son prepagos previo a la salida del camión de la planta, a veces es cuando llega el camión y otras veces hay un plazo después de llegado el camión”, detalló. En el caso de sus estaciones, “tenemos siete días desde la salida del camión de planta”.

Del Campo detalló que “se paga prácticamente de contado. No tenemos acuerdo de pago a plazo. En función de la relación que cada uno tenga con la petrolera y del canal donde vos estés comercializando. Yo tengo un canal de retail, que es lo que tengo abajo del alero, en las estaciones de servicio. Tengo una cuenta Shell”.

Ante este requerimiento de pago inmediato acordado con las empresas, Lego retomó el conflicto sobre seguir aceptando pagos tarjetas de crédito. Gran parte de los usuarios adoptó esta metodología, que, según explicó Lego, tiene una tardanza de acreditación de entre 10 y 15 días, lo que “complica a la estación”.


Minimercados

Las proveedurías, minimercados o kioscos con los que cuentan la mayoría de las estaciones no son representativas en el margen de rentabilidad. Según explicaron los empresarios consultados, se trata de un negocio que ayuda a la imagen de la estación.

Roccagliata indicó que, en términos generales, “depende de la ubicación de la estación para que empiece a tener cierto volumen la venta de las tiendas y que sea representativa en la rentabilidad dentro de la estación. Hay estaciones que están en zonas de barrios o en zonas de menor poder adquisitivo y hace que esas ventas sean menores. También depende el componente de venta de cigarrillos que tenga dentro la venta total”.

“Son negocios de conveniencia que ayudan. Ahí no hay un marco regulatorio prácticamente. El concepto de la estación de servicio, la rentabilidad pasa por la venta del combustible. Es un negocio que acá, particularmente en la Argentina, se le da bastante importancia. Normalmente las petroleras siempre están exigiendo que se renueven, que se adapten”, explicó Del Campo.

El negocio ayuda a la rentabilidad, “no solamente desde la unidad de negocio en sí misma, sino que también como un atractivo a que el cliente venga y cargue el combustible. Es un negocio complementario. Sin embargo, no tiene una diferencia importante”, remarcó.

Lego expresó que este tipo de comercios influyen: “son adicionales que son buenos porque la estación de servicio debe ser lo más apta y amigable con el público”. A su vez, “se puede tener personal para esta tienda. Hay todo un costo de personal importante. Pero este tipo de comercios no me es representativo”, cerró.

Por Miquela Danil Juarez

Río Negro

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