Biocombustibles

Cámara de biodiésel advierte por el impacto de un posible dólar soja 3

Se entrevistó a Federico Martelli, flamante director Ejecutivo de CEPREB, la entidad creada en 2012 que agrupa a productores pymes de biocombustibles, sobre la crisis que afecta el sector. La entidad difundió un documento en el que advierte que por los altos costos del aceite de soja las plantas productoras podrían paralizarse y propone un precio de US$ 890 la tonelada del aceite. El impacto de un posible dólar soja 3 y rol que le piden al Ministerio de Economía y la Secretaría de Energía.

Las pymes de biodiesel, que se encuentran en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, advirtieron al Ministerio de Economía que conduce Sergio Massa y la Secretaría de Energía, a cargo de Flavia Royón, que las plantas atraviesan una «fuerte crisis» y podrían paralizar su producción por la suba del precio de aceite de soja, que representa el 85% de sus costos. La Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (CEPREB) acaba de difundir un documento donde remarca que “peligran miles de puestos de trabajo”. Por la Ley 27.640, en la Argentina el biodiesel se mezcla obligatoriamente en un 5% con el gasoil antes de venderse en el marco interno, pero la cartera energética puede bajarlo a 3% o subirlo a 7,5% dependiendo la actualidad del sector.

En la entrevista a  Federico Martelli, flamante director Ejecutivo de CEPREB, que asumió el cargo en febrero, señaló que “no podemos ser un sector en permanente crisis porque no se actualiza el precio regulado”. Sostuvo que el precio del aceite de soja “debería estar en torno a los US$ 880 la tonelada. Este valor surge del precio que reciben por la exportación, que es alrededor de US$ 800, más un 10% por impuestos y fletes. La ley es muy clara y señala que el precio del aceite tiene que ser el de exportación más los costos internos”. “¿Cómo puede ser que al vender afuera (las aceiteras) reciban US$ 800 y para las pymes nacionales pretendan cobrar más de US$ 1.050? De ninguna manera podemos convalidar estos precios que solo se explican por abuso de posición dominante”, sentenció. CEPREB propone que «las aceiteras cumplan con la ley y vendan el insumo a un precio no inflado artificialmente, cercano a los US$ 890 por tonelada«.

¿Cuál es la actualidad del sector de biocombustibles en el país?

Es un año complicado para el sector de biocombustibles porque hay temas macroeconómicos que dificultan la producción. Por un lado, tenemos microdevaluaciones constantes que provocan el traslado al precio de la materia prima básica que, por ejemplo, en el biodiesel es el aceite de soja, que explica el 85% del costo de operación de las plantas. Tenemos una situación donde nos aumentan los costos, pero nosotros no necesariamente podemos trasladar esa suba al precio final porque los biocombustibles están regulados por la Secretaría de Energía. Además, esto se da en un contexto donde el Ministerio de Economía está tratando de controlar la alta inflación y pisando precios, uno de esos son los combustibles. Nosotros no tenemos un precio acorde al valor del aceite de soja cuando entregamos el producto final a las petroleras. El Ministerio está dando una pelea muy importante contra la inflación, pero en este caso particular daña la rentabilidad lógica que deben tener las empresas de biocombustibles.

En concreto, ¿cómo impacta la suba del precio del aceite de soja en el sector?

A esta situación macroeconómica hay que sumar que las aceiteras están comercializando a un precio que liquida la rentabilidad de las productoras de biocombustibles. En esta coyuntura las plantas de biodiesel necesitan que se fijen las reglas del juego para que el sector tenga previsibilidad. No podemos ser un sector en permanente crisis porque no se actualiza el precio regulado. Se tiene que aplicar la fórmula para que se permita meter en la ecuación los distintos costos, y en ese marco, es relevante el costo del aceite de soja. A partir de tener una rentabilidad lógica a lo largo del tiempo, se tiene que permitir que estas compañías puedan acceder al mercado de capitales y, así, se permita expandir las operaciones. Pero el sector sufre los vaivenes de la economía del país. Hoy muchas plantas no tienen el aceite de soja que necesitan para producir porque no pueden pagar los precios que el mercado está fijando o, directamente, no tienen acceso.

El tipo de cambio especial para el campo conocido como “dólar soja” generó un efecto negativo en los biocombustibles. ¿Cómo impactaría ahora la implementación de un dólar soja 3?

Con el dólar soja 1 y 2, los precios del aceite que se validaron en el mercado se mantienen en el tiempo porque todos los operadores consideran que es muy probable que haya un dólar soja 3. Entonces, lo que está pasando ahora es que el precio del aceite se acerca a ese valor potencial que tendría con el dólar soja 3, aunque todavía no se haya ni anunciado. Por esto, le pedimos a las autoridades que se tengan en cuenta los precios diferenciales que tiene nuestra industria, que depende del valor de la oleaginosa.

¿Cómo se podría resolver esto?

Hay que sentarse en una mesa con el Ministerio de Economía, las aceiteras y los biocombustibles y acordar un cupo para que las plantas de biodiesel puedan seguir produciendo a precios razonables. Se trata de un cupo menor, que no afecta los balances de las aceiteras. No le hace bien al país que un sector concentrado del mercado pueda fijar reglas del juego que perjudican y tiran a la banquina al resto.

¿Cuál sería el precio del aceite de soja acorde para las plantas pymes de biodiesel?

El precio debería estar en torno a los 880 dólares la tonelada. Sale del precio que reciben por exportación, que es alrededor de 800 dólares, más un 10% por impuestos internos y fletes. La ley es muy clara y en su artículo 3 aborda este tema y señala que el precio del aceite tiene que ser el de exportación más los costos internos. ¿Cómo puede ser que al vender afuera reciban 800 dólares y para las pymes nacionales pretendan cobrar 1050 dólares? De ninguna manera podemos convalidar estos precios que solo se explican por abuso de posición dominante.

¿Cuál es ese valor hoy en el mercado?

Hoy la tonelada de aceite de soja se está comercializando cerca de 1.100 dólares. Este precio prácticamente paraliza las operaciones de biodiesel. Entendemos que las aceiteras están vendiendo por encima del precio que deberían. Lo que tenemos que discutir con las aceiteras y con el Ministerio de Economía es de qué manera nosotros podemos tener un precio del aceite de soja acorde y, en la otra punta de la cadena, cómo podemos tener aumento en el precio del biodiesel que entregamos por encima de este sendero que se fijó en 4% mensual, cuando la inflación está bastante por arriba de ese porcentaje.

Los productores de biodiesel están en el medio de las aceiteras y las petroleras. ¿Cómo juega esto en la producción de biocombustibles, que, además, es un sector regulado?

Creemos que hay que buscar una salida donde nadie pierda. Nosotros consideramos que la prima que están cobrando las aceiteras es excesiva. La diferencia en el precio de comercialización al exterior y al mercado local es demasiado grande. Creemos que las aceiteras pueden achicar un poco el precio sin verse perjudicadas en su operación y rentabilidad. Es importante que las secretarías de Agricultura, de Energía y el Ministerio de Economía puedan proponer un diálogo positivo con las aceiteras para que la posición dominante que hoy ostentan no vaya en detrimento de la industria de biocombustibles porque tiene una característica importante porque está ubicada en pueblo del país que necesitan de esas plantas productoras porque generan inversión y salarios altos y produce energía para el mercado local para reducir las importaciones de combustibles. Cada litro de biodiesel que se produce en el país es un litro menos de diésel que hay que importar. Por el lado de las petroleras, que están obligadas a cumplir con el corte, pedimos un poco más de acción por parte de la Secretaría de Energía para que se cumpla con el corte con el gasoil y las naftas. Se tiene que cumplir con el proceso de retiros para que las plantas productoras puedan fabricar en tiempo y forma lo que el cupo indica. Hay que encontrar una salida en donde nadie pierda.

El año pasado hubo problemas de escasez y de logística en el gasoil. ¿Qué rol podrían cumplir puntualmente el biodiesel en un escenario similar?

Desde CEPREB estamos enfocados en explicar a la sociedad ese rol, que es muy importante. Por eso, quiero resalta la enorme importancia que tienen los biocombustibles para el desarrollo de las economías regionales y para el abastecimiento de la energía en la Argentina. Pero, también, la importancia en términos estratégicos que significa la industrialización de la biomasa y la bioeconomía. Las nuevas tecnologías que se desarrollaron en la última década (nanotecnología, la tecnología de la informática, entre otras) permiten que la bioeconomía pueda abastecer cadenas de valor de un montón de industrias. Por ejemplo, del poroto de soja se abastecen los cosméticos, la automotriz, la aeronáutica. De un poroto de soja se puede terminar con una cadena molecular de plástico exactamente igual que la del petróleo. Hoy en el mundo, a partir de alcanzar los objetivos de descarbonización de las economías, hay una nueva bio-legalidad, que significa que para entrar en muchos mercados a nivel mundial los productos van a tener que tener estándares verdes y renovables, y nosotros en la Argentina tenemos un potencial enorme. Para esto, hay que darle sustentabilidad y previsibilidad al sector de los biocombustibles para que pueda invertir y genere dólares.

-¿Cuáles son los principales desafíos de CEPREB este año?

El primer desafío es que las autoridades regulatorias entiendan que este sector invierte, genera valor, empleo, desarrolla las economías regionales y, por ende, no debe ser sacrificado por las coyunturas. En segundo lugar, tenemos que pensar en nuevos marcos regulatorios que permitan captar más inversiones para impulsar más el potencial de esta industria. Este sector comienza en los biocombustibles, pero tiene un fuerte potencial en todos los derivados de la biomasa (glicerina, polímeros, laboratorios, cosméticos, entre otros). El tercer desafío de la CEPREB es cómo vincularnos con los distintos actores de la sociedad para que sea el conjunto de los argentinos que se vean beneficiados por el rol que cumple esta industria. Acepté la responsabilidad que me propusieron una serie de compañías porque estoy convencido de que las energías renovables y la industrialización de la biomasa son dos pilares fundamentales para que nuestro país pueda salir adelante.

Por Roberto Bellato

EconoJournal

Sitio protegido por Google reCAPTCHA. Ver políticas de privacidad y términos de servicio.

Soporte Web Efemosse