Flavia Royón confirmó que el gasoducto funcionará desde el 20 de junio
La secretaría de Energía proyectó que la balanza comercial energética hacia 2030 será positivo en en USD 18.000 millones
La secretaria de Energía Flavia Royón confirmó que el Gasoducto Néstor Kirchner –la obra de infraestructura energética más importante de las últimos 40 años– se pondrá en marcha el próximo 20 de junio, aunque aún no hay fecha confirmada para el acto de inauguración oficial, que dependerá de la agenda del ministro de Economía Sergio Masa.
La puesta en marcha implica que se abra la válvula para que pueda ingresar el gas natural que proviene de Vaca Muerta al nuevo gasoducto, que luego tiene un plazo de al menos 20 días para completar su “llenado”. La secretaria destacó el “tiempo récord” de la obra y el ahorro de USD 1.700 millones en las cuentas públicas que permitirá durante su primera etapa.
“Los que están involucrados en la construcción de gasoductos consideran que la obra no se podía hacer en menos de 24 meses y se hizo prácticamente en 10. El 11 de agosto del año pasado fue el primer acto del ministro de Economía Sergio Massa en Salliqueló donde se firmaron los contratos de la obra que claramente se hizo en tiempo récord absoluto técnicamente con una soldadura promedio de 5 kilómetros de caño por día”, explicó Royón.
“Fue posible porque las empresas que estuvieron involucradas en la construcción, Techint y Sacde, son de primer nivel y también porque el ministro Massa estuvo muy enfocado todos los días en cómo iba la evolución del gasoducto, gestionar las importaciones, los pagos. Es el hito más importante de su gestión y él puso prioridad en esta obras”, agregó.
— ¿Cómo va a cambiar la estructura energética de la Argentina esta obra?
— Va a cambiar la vida de nuestro país. Es el comienzo para dar vuelta nuestra balanza energética y comenzar a no necesitar importaciones energéticas y exportar. Hoy Vaca Muerta no tenía cómo evacuar la producción, cómo crecer. Esta primera etapa fue realizada con recursos del Tesoro Nacional, sin financiamiento de otros organismos ni privados, porque se entendió su importancia. Para el Estado, entre lo que se ahorra de importaciones y subsidios, al poder acceder a un gas más económico, el costo se recupera en dos años.
— ¿Qué ahorro se logra con la obra en esta primera etapa?
— Esta primera etapa va a permitir un ahorro de USD 1.700 millones. Y en 2024, que va a estar todo el año operativa, va a permitir un ahorro de USD 4.000 millones. El impacto es increíble. El país no va a necesitar importaciones de envergadura. Se va a poder comprar GNL (a través de barcos) para algunos picos de invierno, compras puntuales, pero no se va a necesitar de bloques de barcos importantes. Massa puso como prioridad la red de gasoductos. También ahora, en las próximas semanas, se va a licitar la reversión del gasoducto del Norte, que ya tiene financiamiento internacional comprometido por parte de la CAF y va a posibilitar que el Norte de la Argentina no dependa más de las importaciones de gas de Bolivia. Hoy Bolivia no puede cumplir con los compromisos acordados con la Argentina y pone a todo el Norte del país en una situación de vulnerabilidad.
— ¿Cuáles son los plazos para esa reversión?
— Hoy el sentido troncal es de Norte a Sur y la reversión va a permitir llegar con el gas de Vaca Muerta y abastecer todo el Norte y permitir el desarrollo de nuevas industrias con un gas a precio más competitivo. Las obras tienen un plazo de 12 a 18 meses, pero estamos confiados que pueda ser menos dado el éxito en esta primera etapa. Esta obra posibilita pensar en exportar a Brasil a través de Bolivia. Tener la garantía de abastecimiento sin necesitar de Bolivia es un logro muy grande. Sin dudas, esta red de gasoductos es el hito más importante de la gestión.
— ¿Por qué había tanta falta de infraestructura en el sector? ¿La necesidad surge a partir de Vaca Muerta?
— Vaca Muerta está hace varios años. El sentido de la urgencia también lo puso el incremento de los precios energéticos el año pasado. A pesar de eso, la Argentina pagó esos precios y no hubo restricciones energéticas ni a la industria, y menos a los residenciales. Veíamos cómo en Europa se restringía el abastecimiento y acá no fue así. Fue un esfuerzo en el uso de los dólares de nuestro país el año pasado. La Argentina necesita infraestructura energética para poder crecer. Este gasoducto y todos los otros (Santa Fe, de la Costa) fueron obras que estuvieron paradas. También en materia de transporte eléctrico teníamos muchas obras paradas (las líneas Atlántica Norte y Atlántica Sur, que se van a energizar el 30 de junio), la estación transformadora del Chaco. Entre las obras que vamos a habilitar y dejar licitadas con financiamiento estamos en casi 5.000 kilómetros de líneas de alta tensión que hoy es un cuello de botella para el sistema de transporte eléctrico para incorporar más energía renovable y garantizar la seguridad del suministro porque las estaciones transformadoras están con un porcentaje de uso muy alto. Hay una visión de infraestructura para el desarrollo. Esto también da la posibilidad de desarrollar gasoductos y líneas de transporte eléctrico, en regiones mineras que claramente es un sector al que se apuesta estratégicamente. Tenemos una mirada productivista y de desarrollo.
— ¿Qué modelos de financiamiento se contemplan para las próximas obras energéticas?
— La Argentina tiene una situación compleja de restricciones para acceder al financiamiento internacional. Acceder al financiamiento de organismos multilaterales, con plazo de gracia y períodos de repago extenso, hubiera sido lo ideal pero había una cuestión de tiempos. En un mundo ideal, hubiera sido mejor tener plazo de gracia, tasas convenientes, y períodos de repago, pero hubo que pagarlo de contado. Pero para la reversión está el financiamiento de la CAF y para la segunda etapa del gasoducto hay previsto financiamiento.
— ¿En la gira por China se obtuvo compromiso de financiamiento para la segunda parte del gasoducto Néstor Kirchner?
— Hay un financiamiento preacordado, que hay que ir definiendo los términos, de una empresa china que está interesada en llevar adelante la construcción del segundo tramo. Pero es voluntad del ministro Massa licitarla porque hay otras propuestas. Los tiempos de negociación de ese tipo de financiamiento son más extensos y la voluntad es licitar el segundo tramo en agosto. Se va a tomar financiamiento externo con Brasil para los tubos y los caños. Es una obra que va a cambiar a la Argentina
— Con la puesta en marcha del gasoducto, ¿no serán necesarias más importaciones de GNL que las ya asignadas?
— Hay un bloque de 40 barcos. El requerimiento depende de muchos factores como la temperatura, ya que tuvimos un mayo cálido, el régimen de hidraulicidad, precios relativos. Se prioriza la importación de energía eléctrica de Brasil. La ecuación energética es más compleja para que uno pueda definir cuántos barcos compra. Pero con la compra que se hizo sería suficiente.
— ¿Qué impacto tendrá en las tarifas de los hogares la mayor disponibilidad de gas natural a partir del gasoducto?
— Hoy las tarifas, sobre todo del grupo de bajos ingresos y la clase media, tiene subsidios y el primer impacto va a ser que el Estado va a tener un ahorro en la baja de esos subsidios. Al bajar el costo del gas, baja el monto que hay que subsidiar. A mediano plazo, la aspiración para generar ese ahorro fiscal es tener una matriz energética más competitiva, que los subsidios vayan bajando y poder sacarlos cuando haya un precio más accesible, pero eso no es cuestión inmediata de este Gobierno. Este Gobierno tuvo una política de segmentación y quita de subsidios a quienes no lo solicitaron o que tenían altos ingresos. La voluntad es mantener los subsidios para los que los necesitan y también se está subsidiando de manera parcial a la clase media. Hay que ir reduciendo los subsidios antes de poder retirarlos. Claramente tener precios de la energía competitivos implica mayor ahorro fiscal porque se baja el requerimiento de subsidios para la población.
— ¿Qué aumentos quedan pendientes para los hogares para el resto del año?
— Para la electricidad, a partir del 1° de mayo se retiraron los subsidios para el que no lo solicitó o de altos ingresos. Habíamos comprometido hacer una nueva audiencia hacia noviembre para el último tramo de aumento Edenor y Edesur y tarifas de distribución de gas. Y hemos comenzado el proceso de la Revisión Tarifaria Integral (RTI).
— También se retomaron las exportaciones de petróleo a Chile a través del oleoducto trasandino después de 17 años. ¿Cómo va a contribuir eso a la balanza energética?
— Se comenzó en mayo la reutilización del oleoducto para exportar crudo a Chile. Ya es una realidad. El Estado ha impulsado toda la infraestructura en materia de gasoductos, pero en materia de oleoductos el sector privado está mostrando su apuesta a Vaca Muerta. En inversión privadas hay comprometidos USD 1.100 millones entre OTASA (Oleoducto trasandino), Sierras Blancas, ampliaciones en curso de Oldelval. La mayor exportación de petróleo, que va a contribuir a que la balanza energética pase de ser negativa a positiva, es una realidad.
— ¿Medido en dólares cuánto sería el impacto en la balanza energética?
— La proyección es que para 2030 la balanza sea positiva en USD 18.000 millones.
Por Ximena Casas
Infobae