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La estrategia oficial para mantener congeladas la nafta y el gasoil

En YPF volvieron a ratificar que los valores en surtidor no se actualizarán hasta fin de año, pese a que el Brent está 20 dólares más caro y hay una inflación del 3% mensual; el acuerdo entre productores y refinadores.

El 15 de mayo pasado fue el último aumento de precios de la nafta y el gasoil. En ese entonces, el Brent -la cotización internacional del barril de petróleo que se toma de referencia en la Argentina- estaba en torno a los US$69. Hoy, ese mismo valor superó los US$76, un aumento de más de siete dólares. En el mercado local, sin embargo, los precios en el surtidor reflejan un valor del barril de US$55, como admitió esta semana un importante directivo de YPF. A pesar de esta diferencia de precios de más de 20 dólares, en la petrolera reafirmaron que no subirán los precios hasta fin de año. ¿Es posible cumplir con esta promesa?

En principio, el mercado de combustibles no está regulado por el Estado, como sucede con las tarifas de gas y electricidad. Sin embargo, todos los gobiernos inciden en la política de precios a través de YPF, que tiene el 55% de participación del mercado; el resto de las marcas -Shell, Axion y Puma Energy- siguen los movimientos (cuándo y cuánto aumentar) que realiza la empresa con control estatal.

“El crudo es un commodity y si tenés que importar para refinar es a precio internacional; nosotros estamos logrando que no signifique una paridad de importación y presione sobre los valores en surtidor, que hoy serían casi 60% más de lo que YPF fijó como su política de precios actualmente. Y lo vamos a mantener hasta fin de año”, aseguraron en la empresa. En lo que va del año, la actualización acumulada es del 28,3%, en línea con la inflación estimada de los primeros siete meses.

Para lograr mantener estos precios, YPF lideró las negociaciones con los productores de petróleo. Si bien gran parte de lo que refina de crudo es producción propia de petróleo, todavía debe comprar alrededor del 14% a terceros (produce 202.000 barriles diarios y refina 234.000). La siguen en esta negociación Raízen, dueña de la marca de estaciones de servicio Shell, y Trafigura, que controla Puma Energy. Ambas refinadoras no son integradas, a diferencia de Axion, que tiene producción propia de petróleo con Pan American Energy (PAE).

Si el mercado fuese completamente libre, las productoras preferirían exportar todo el petróleo, ya que en el exterior consiguen un valor de US$66 aproximadamente (la cotización del Brent menos el 8% de retenciones y otros costos de exportación). Este precio equivale a más de 10 dólares de lo que consiguen en el mercado interno. Sin embargo, por normativa argentina, las empresas deben asegurar primero el abastecimiento interno antes de vender al exterior.

“Todas las partes están dejando algo en la mesa. Los productores estamos dejando de cosechar márgenes, porque el precio del surtidor no se ajusta y vendemos a un precio considerablemente menor al Brent. Pero mientras que los precios del barril sean arriba de 50 dólares, los proyectos son rentables. Además, cada vez se está exportando más. Hay un acuerdo no escrito entre productores y refinadores: se vende a un precio que a las productoras les permite seguir invirtiendo y el refinador compra a un precio en donde gana con los valores del surtidor”, explicaron en una empresa productora.

La buena noticia para las productoras es que el crudo medanito que se extrae de Vaca Muerta cada vez es más conocido en el exterior, lo que permite que el precio internacional se asemeje al Brent. Actualmente se paga Brent menos dos dólares, pero en el corto plazo podría ser aún menor la diferencia. “Se está probando que el crudo medanito funciona en las refinerías a las que se está exportando, por lo tanto, el descuento de calidad en vez de dos dólares pude ser uno”, indicó un actor del mercado.

¿Es sostenible este acuerdo?

Los valores del surtidor generalmente suben por tres razones principales: inflación, alza del precio internacional del Brent y devaluación. Desde el último incremento de precios, las tres variables aumentaron, aunque las productoras destacan que el dólar oficial se está devaluando a un ritmo menor del 1% mensual.

El pacto de vender el barril a US$55 en el mercado interno se sostiene, en tanto, por otras tres razones: el precio sigue siendo rentable para las empresas (si bien resignan margen, está por arriba de los costos), los valores de exportación compensan lo que “dejan de ganar” las productoras y porque todos prefieren negociar ante que haya intervención directa del Gobierno con la imposición de un barril criollo.

“Nosotros sabemos que ahora ingresamos en un período de blackout, donde no se puede aumentar. Pero, mes a mes, nos juntamos traders (para exportar), productores y refinadores. Cada uno intenta sacar el mejor precio posible. En este escenario de devaluación y en el cual el Brent sigue subiendo, la tensión entre productores y refinadores sigue aumentando. Por ahora este año no hizo falta una intervención del Estado. Aguantamos peleando en la mesa, cada uno intentando sacar el mejor precio”, dijeron en una empresa productora.

En otra de las petroleras se entusiasman con la ley de hidrocarburos, a la que, según el Gobierno, “se le están dando los últimos retoques”. La expectativa está puesta en el porcentaje de producción que las empresas podrán exportar en firme (ininterrumpible) y en la cantidad de divisas que podrán dejar en el exterior. Mientras el sector privado pide que ambos porcentajes sean del 50%, en el Gobierno señalan que habrá un el 20% como “piso inicial, que se complementará de entrada con otros incentivos en porcentajes extras, como cobertura del mercado interno, disminución de declino técnico en convencional y puesta en producción de pozos inactivos, entre otros”.

“Estamos vendiendo al mejor precio doméstico que se puede, negociando con los refinadores. Un porcentaje chico todavía se empieza a exportar y ahí lo vendemos al precio internacional. La expectativa es exportar cada vez más, pero eso depende de que esté abastecida la demanda interna. Con la ley de promoción de hidrocarburos, podría aumentar la exportación en firme de las empresas, lo cual sería muy beneficioso. Tratamos de exportar cada vez más, ser eficientes en costos y negociar con refinadores el mejor precio posible, pero la limitante es el precio de surtidor”, reflexionó otra empresa productora.

Por Sofía Diamante

La Nación

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